Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, la continuidad o el retroceso para México
Por Omar Sánchez
Este 1º de marzo de 2024, México fue testigo de un evento histórico, que puede generar un cambio radical en la política tradicional. La cada vez más cercana elección presidencial ofrece a las y los ciudadanos mexicanos la posibilidad de consagrar a la primera mujer presidenta en un país marcado por su cultura machista. Por un lado, está Claudia Sheinbaum, una destacada física y ex alcaldesa de la Ciudad de México, quien lidera las preferencias con un aplastante 63%, seguida por Xóchitl Gálvez, una ingeniera en computación de la oposición de centroderecha, con solo el 31%. Este panorama político es nuevo en nuestra nación, ya que la presencia de una mujer en la presidencia, sin duda, se convertirá en un evento histórico en una nación con una larga tradición machista y una lamentable violencia de género, evidenciadas por los 852 feminicidios reportados durante el año 2023.
La campaña electoral enfrenta dos proyectos políticos totalmente diferentes. Claudia Sheinbaum, abanderada de la Cuarta Transformación, y Xóchitl Gálvez, representante del Frente Amplio por México, encarnan visiones políticas opuestas. Sheinbaum se presenta como la continuadora del «proyecto de transformación» liderado por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), mientras que Gálvez busca implementar políticas gubernamentales distintas, aunque sin descartar por completo los logros de la administración morenista. El arranque de las campañas fue un acontecimiento que le dio la vuelta al mundo. Sheinbaum dio inicio a su campaña presidencial en el Zócalo de la Ciudad de México, congregando a una multitud de aproximadamente 350,000 personas, ansiosas por escuchar las propuestas de la ex jefa de gobierno capitalina. Fiel a su estilo, caminó entre la multitud y saludó de mano a cientos de asistentes al evento. La ex alcaldesa realizó un discurso sólido, delineando un futuro gobierno en equilibrio político y económico, apoyado en la austeridad republicana y comprometido con el bienestar nacional. Los gritos y aplausos se hicieron presentes cuando Sheinbaum abordó su compromiso de no aumentar impuestos, mantener y ampliar los programas sociales, e incluso lanzar un satélite mexicano para mejorar las comunicaciones, provocando sonrisas entre los asistentes al zócalo capitalino.
Por otro lado, Gálvez adoptó una estrategia muy extraña al firmar un compromiso con tinta y con su propia sangre, asegurando la continuidad de los programas sociales en caso de resultar victoriosa. En un acto simbólico, la candidata se comprometió solemnemente ante sus seguidores en el estado de Guanajuato, uno de los más violentos, y que actualmente se encuentra gobernado por el PAN. Su propuesta de construir una prisión de máxima seguridad generó controversia. Ante esta situación, Gálvez se mantuvo firme en su postura de garantizar la seguridad ciudadana, sin comprometer los derechos humanos fundamentales. Frente a este panorama, las encuestas ofrecen datos contundentes: Sheinbaum domina las preferencias electorales con una ventaja abrumadora, mientras que Gálvez lucha por recortar la distancia. La identificación sólida de Sheinbaum entre los votantes, junto con la percepción de Morena como el partido más probable para ganar las elecciones, han reforzado su posición como la candidata a vencer. A medida que las elecciones se acercan, la atención se centra en los temas cruciales que definirán el futuro de México. La guerra entre cárteles, el legado político del presidente Andrés Manuel López Obrador y la relación con Estados Unidos ocupan un lugar sumamente importante en el debate público. Sheinbaum se compromete a dar continuidad al proyecto de la cuarta transformación, mientras que Gálvez encarna el regreso a la vieja y rancia política neoliberal mexicana.
Las elecciones presidenciales de México se perfilan como un momento trascendental en la historia política del país. La posible llegada de una mujer a la presidencia representa un paso significativo hacia la igualdad de género y la diversidad en el poder. Mientras el país se prepara para elegir a su próxima lideresa, el mundo observa con atención este capítulo de la historia política mexicana. Los desafíos que enfrenta México en el ámbito político y social son complejos. La presencia de Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez en la contienda presidencial representa una oportunidad diferente para intentar resolver estas problemáticas desde una perspectiva femenina. Sheinbaum, con su enfoque en la continuidad y consolidación de las políticas actuales, busca mantener la estabilidad y el progreso iniciado por Andrés Manuel López Obrador. Por otro lado, Gálvez busca retornar al poder presidencial a lo peor de la política mexicana, representado por el PAN y el PRI
El tema de la seguridad es uno de los principales puntos de debate en esta campaña. La escalada de la guerra entre cárteles ha hundido a México en una situación de violencia que ha cobrado miles de vidas, sembrando el horror en la población. Sheinbaum y Gálvez proponen enfoques diferentes para abordar esta crisis, desde el fortalecimiento de las instituciones de seguridad hasta la implementación de políticas de prevención del delito y la construcción de una megacarcel. Otro tema crucial es la relación de México con Estados Unidos. Con la llegada de un nuevo gobierno en Washington, se abre la oportunidad de redefinir esta relación en términos más equitativos y beneficiosos para ambas naciones. Sin embargo la posible llegada de Donald Trump para un segundo periodo presidencial en la Casa Blanca, puede complicar mucho la relación bilateral. Sheinbaum y Gálvez tienen la complicada tarea de redefinir la relación diplomática entre ambas naciones, anteponiendo el diálogo y la cooperación con el gobierno estadounidense, al tiempo que deberán defender los intereses y la soberanía de México.
Además de estos desafíos, las próximas elecciones presidenciales también son un reflejo de la diversidad social, económica y política de nuestro país. La denostación, la confrontación y los ataques en redes sociales marcaron el tono de las precampañas, con acusaciones de corrupción y manipulación por parte de ambos bandos. Sheinbaum y Gálvez se enfrentan a la difícil tarea de unificar a una sociedad dividida, buscando reconstruir la confianza en las instituciones democráticas. El destino de México está por cambiar radicalmente. El poder de decidir quién será la primera presidenta recae en millones de votantes que esperan un futuro mejor para sus vidas. Ya sea que elijan la continuidad o el cambio, es necesario que esta elección se lleve a cabo de manera libre y justa, garantizando el respeto por la voluntad popular y los principios democráticos que rigen nuestro país.