¿Melancolía? ¿Deprimido?
Por René Salas
Si claro los abogados y abogadas somos seres humanos, que nos deprimimos, que nos divorciamos; que nos peleamos la guardia y custodia de nuestros hijos e hijas.
En internet hace unos días leía un artículo que cuestionaba lo siguiente:
¿Se siente triste o afligido?, ¿llora o tiene ganas de llorar?, ¿duerme mal de noche?, ¿en la mañana se siente peor?, ¿le cuesta trabajo concentrarse?, ¿le ha disminuido el apetito?, ¿se siente obsesivo o repetitivo?, ¿ha disminuido su interés sexual?, ¿considera que su rendimiento en el trabajo es menor?, ¿siente presión en el pecho?, ¿se siente nervioso, angustiado o ansioso?, ¿se siente cansado o decaído?, ¿piensa que las cosas le van a salir mal?, ¿le duele con frecuencia la cabeza?, ¿está más irritable que antes?, ¿se siente inseguro?, ¿siente miedo de algunas cosas?, ¿se siente apático?, ¿siente deseos de morir?
Resulta ser que estos reactivos, (a los que puede responderse con alguna de las intensidades: “poco”, “regular”, “mucho”) para identificar cuadros depresivos, fueron diseñados por el doctor Guillermo Calderón Narváez en 1997.
La columna de esta semana no tiene las más mínima intención de preocuparlos o alarmarlos, pero sugerimos tomar alguna medida si en su radar anímico se identifica, aunque sea, fugazmente con alguna de estas expresiones de Baudelaire:
- “Voy a matarme porque el cansancio de dormirme y el cansancio de despertarme son insoportables”.
- “Voy a matarme porque soy inútil para los demás…y peligroso para mí mismo”.
- “El sueño me inspira el mismo miedo que inspira un gran agujero negro, lleno de vago horror, que conduce no se sabe adónde”.
La depresión en el mundo del Derecho
Obviamente los abogados y abogadas no estamos exentos de situaciones de este tipo, más aún cuando existen vínculos inimaginables con el tema por ejemplo veamos algunos casos que vinculan a la bilis negra con el ámbito jurídico internacional, y que hemos recabado tras muchos años elaborando el Reporte sobre la Magistratura en el Mundo.
Caso 1. El condenado que no fue a prisión por estar deprimido. Ocurrió en Argentina en 2004. Donde su defensa argumentó: «Mi cliente tiene un cuadro depresivo diagnosticado por un perito oficial. Además, como padece de gastritis y pancreatitis debe llevar una dieta imposible de cumplir en un penal». Por tanto, el sentenciado por tentativa de homicidio, amenazas calificadas y portación de arma, en lugar de ir a la cárcel, permaneció en El Remanso, por estar deprimido.
Caso 2. La ley que obligaba a los noticieros a dar al menos 50% de información positiva, para no deprimir al público. En 2008, el Senado de Rumania aprobó un dictamen según el cual los espacios noticiosos de TV y radio debían contener no menos del 50% de información positiva. Tal iniciativa fue promovida por un diputado y por un senador, quienes afirmaron que las novedades que se ofrecen en el país contienen demasiada agresión, violencia y delitos, lo que provoca un estado depresivo en el público. El rechazo a la iniciativa fue colosal, y un periódico rumano apareció con el siguiente encabezado melancólico: «Estupidez unánime en el Senado».
Caso 3. La anciana que fue condenada por consumir mariguana que mitigaba su depresión. Patricia Tabran, británica, de 68 años, fue condenada a 250 horas de servicios a la comunidad y al pago de 1,000 libras en concepto de costas judiciales, por cultivo y posesión de cannabis que, aseguró, utilizaba para aliviar su depresión y dolores. La flemática oriunda de Northumberland utilizaba el cannabis en polvo para añadirlo a pasteles, guisos y sopas, y mitigar así la depresión que sufre desde la muerte de su hijo. Según la mujer, si se le pone cannabis a una taza de chocolatito caliente consigue pasar cinco horas sin dolores.
La depresión en el ejercicio de la profesión jurídica
Los abogados sufrimos de depresión, ansiedad, hostilidad, paranoia, aislamiento, alienación social, obsesividad-compulsividad, sensibilidad interpersonal y nostalgia por pasados inexistentes en proporciones alarmantes. Por ejemplo, las tasas de desórdenes depresivos mayores se han elevado significativamente en 3 de 104 profesiones analizadas (docentes de preescolar, secretarias, abogados, que encabezan la lista).
Asimismo, la tasa de alcoholismo entre los abogados es el doble que la registrada entre los no-abogados. Otro grupo de investigadores estima que la drogadicción también presenta incidencias considerables (al menos el 26% de los abogados ha probado la cocaína al menos una vez). No es de sorprender, en consecuencia, que, comparativamente con otros profesionistas, los abogados cometan más suicidios o hayan pensado en quitarse la vida (en abril de 2007, un próspero abogado brincó desde el piso 2 de un despacho por el rumbo de Viaducto.
Asimismo, la tasa de divorcios entre los abogados es más alta que la registrada en otras profesiones, incluso mayor que en el caso de los médicos. Entre los factores desencadenantes, los especialistas identifican: la comercialización de la profesión, es decir, la abogacía es ahora menos profesión y más negocio; la competencia feroz; la falta de lealtad y civismo entre los colegas; la mala imagen pública y los horarios extenuantes que dejan escaso control sobre la vida privada.
Los abogados se quejan de tener que vivir para trabajar, en lugar de trabajar para vivir. Hace poco más de 30 años, los abogados en despachos trabajaban un promedio de 1,200 a 1,400 horas anuales, mientras que ahora, al menos en las firmas más influyentes y agresivas, los horarios de trabajo llegan a las 2,500 horas anuales. Otros estudios concluyen que es la naturaleza del trabajo, y no la cantidad, así como la calidad de vida fuera del trabajo lo que contribuye a la felicidad de la gente. Los abogados “trabajan demasiado”, y eso les veta la oportunidad de estar más tiempo con sus cónyuges, jugar con sus hijos, estar con sus amigos, ir al cine, leer, viajar, ir al gimnasio, a la iglesia, coleccionar cualquier cosa, etc.
La depresión es un lastre tangible para el que la padece (y por efecto domino, para la administración de justicia), y el juez resulta ser un blanco apetitoso para esta enfermedad.
La depresión genera serias distorsiones en el Poder Judicial uruguayo. Uno de cada diez funcionarios judiciales sufre patologías psiquiátricas a raíz del estrés y la depresión, aseguró a fines de 2012 el director de Servicios Administrativos del Poder Judicial. El hecho genera largas licencias, traslados a una sede a otra, y serias distorsiones en la administración de justicia. En consecuencia, la Suprema Corte de Justicia está impulsando la creación de un Departamento de Salud Laboral, en función de la delicada situación. «En general, se trata de funcionarios que empiezan a verse complicados ellos mismos y terminan haciendo lo propio con la oficina«, apostilló el funcionario judicial uruguayo.
Conclusión
¿Qué hacer para que la depresión no sea su asesino silencioso? Para empezar, eche un vistazo a las preguntas formuladas al principio de esta colaboración y, en su caso, consulte a su médico.
O si prefiere, vea si le sirve alguno de estos remedios caseros y (casi) gratuitos:
- Los recabados por Alain de Botton en Las consolaciones de la filosofía (Taurus, 2001). Si le deprime ser impopular, recurra a Sócrates; si le deprime la falta de dinero, acuda a Epicuro; si le deprime la frustración, lea a Séneca; si le deprime la ineptitud, revise a Montaigne; si le deprime el corazón partido, Schopenhauer lo espera; y si le deprimen las dificultades, lea a Nietzsche (“¡Construyan sus ciudades a los pies del Vesubio!”, grita en la Gaya Ciencia).
- La eudemonología. Ya Aristóteles en la Ética a Nicómaco había enunciado que el hombre prudente no aspira al placer sino a la ausencia de dolor. Y Schopenhauer, en Parerga y Paralipómena, ubica los cimientos de la eudemonología en la sentencia de Voltaire: “la felicidad no es más que un sueño y el dolor es real”. Así, quien quiera obtener el resultado de su vida desde un punto de vista eudemonológico tendrá que hacer la cuenta, no según las alegrías que ha disfrutado, sino según los males a los que se ha sustraído.
- Un aforismo de Ciorán: “La manera más eficaz de sustraerse a una depresión, motivada o gratuita, es la de tomar un diccionario, de preferencia en una lengua que apenas se conoce, y buscar palabras y palabras, poniendo cuidado en que sean aquellas que nunca su utilizarán” (Del inconveniente de haber nacido, Taurus, 1981).
- Si usted, abogado deprimido, pero nacionalista, no acepta ninguna de las propuestas anteriores “por provenir del extranjero”, en el Códice De la Cruz-Badiano (1552) hay un remedio cien por ciento mexicano, para la sangre negra, a su amable consideración: “…ha de andar en lugar sombreado y se ha de abstener de trato carnal. Beberá muy moderadamente el pulque, y mejor no lo beba, si no es como medicina. Dedíquese a cosas alegres, como es el canto, la música, el tocar los instrumentos con que acostumbramos acompañar nuestras danzas públicas”.
Amigos y amigas del abogado cerca de ti, en nuestro espacio estamos a sus órdenes para temas jurídicos obviamente, pero también le tendemos los manos cuando sientan desesperación, cuando necesiten ser escuchados, cuando más allá de las leyes necesiten un hombro para recargarse; un brazo que les abrace.
Y tu querida amiga o amigo lector de la columna semanal de #ElAbogadoCercadeTi, ¿has sido víctima de un Delito Informático?
Nos leemos la próxima semana, reciban un cordial saludo y no se pierdan el arranque de la 4 temporada del #ElAbogadoCercaDeTi nuestro programa en plataforma Opcion.Mx.
¡Sonrían y el poder será suyo!
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