MARCADOS
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- Monserrat
- noviembre 15, 2021
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Por José Luis Mecatl Morales
(2017)
Guadalupe Vera
(Ciudad de México)
Al leer “Marcados”, me vino de inmediato a la mente una estrofa de un viejo bolero “Como se lleva un lunar todos podemos una mancha llevar. En este mundo tan profano quien muere limpio, no ha sido humano.” (Álvaro Carrillo 1919-1969), y esto es así: todos cargamos marcas provocadas por las experiencias que vamos acumulando a lo largo de nuestra vida; a veces buenas experiencias a veces no tan buenas, pero experiencias al fin que resultan ser productos de nuestras acciones, de nuestras decisiones y de nuestras circunstancias.
De esto se ocupan las historias de los varios personajes que se entrecruzan a través de la narración que nos brinda la autora, trata de Iván, “el Pelón”, un hombre gris quien de pronto descubre su vocación y comienza a pintar en todas las superficies imaginables hasta que se impone un reto “…dibujar ojos de la manera igual que Sade detallaba el sexo, quería atrapar la luz en un pedazo de grafito, parpados entreabiertos, cerrados, y que miraban o imaginaban paisajes cerrados, y también los llenos de nostalgia.” Hasta que es iniciado como tatuador por “El Turco”, al tiempo que le sentencia: “… créeme ya estamos todos marcados y tatuados, pero a unos no les gusta decorarse sus desgracias…”
Iván tendrá entonces como misión ser el instrumento para hacer evidentes a través de tatuajes, las desgracias de quienes precisan exteriorizarlas, en una especie de catarsis, expiación del dolor por la tragedia, como recordatorio vivo y perene del sufrimiento de quienes precisan hacer visibles sus marcas.
Lucía tendrá sus propias experiencias, en gran medida pagando culpas que no son las suyas y que la habrán de ir marcando, más aún entre más conoce parte de la historia familiar, llena, también, de marcas imposibles de borrar; al tiempo, Lucía y el Pelón, quienes se conocen desde niños irán construyendo una relación de encuentros fortuitos, determinada por las aparentes veleidades de Lucía y con la constante inquietud e incertidumbre que esto le genera al Pelón.
Elisa, con quien el Pelón tiene un hijo pequeño, se convierte en su esposa casi por inercia, a pesar de la presencia casi fantasmal de Lucía, quien implícitamente se presenta formando un triángulo que de alguna manera habrá de romperse con las consecuencias que esto habrá de implicar para los personajes.
El libro de Guadalupe Vera, nos habla de la fragilidad del ser humano, del dolor y el sufrimiento, de las huellas que van marcando la vida de sus personajes, que nos marcan a todos, y de la necesidad de quienes deciden llevar marcas visibles de sus penas; una obra que nos pone a reflexionar.
Por José Luis Mecatl Morales
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Comment (1)
Alioth Gutiérrez
22 Nov 2021Me gustó mucho y pienso que todos lo encontrarán muy interesante como todo lo que escribe Guadalupe