“YO, LA PEOR”

Por José Luis Mecatl Morales

(2009)

MÓNICA LAVÍN

(Ciudad de México, 1955)

Muchos de nosotros hemos alguna vez escuchado o leído la frase que dice “Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis…”, seguramente muchos sabremos también que esa frase es parte de un poema de Sor Juana Inés de la Cruz, pero poco conocidos son datos concretos acerca de quien fue Sor Juana. Pues bien, Juana Ramírez de Asbaje, mejor conocida como Sor Juana Inés de la Cruz (Nepantla, Estado de México, 12 de noviembre de 1648 o 1651- actual Ciudad de México ,17 de abril de 1695), llamada también “Décima Musa”, “Fénix de América” o “Fénix de México”, fue, sobre todo, una gran intelectual; se ordenó como monja de la orden de San Jerónimo y destacó por su gran inteligencia y sed de conocimiento, en un medio social, intelectual y religioso dominado por hombres; un medio en donde la mujer estaba destinada, en el mejor de los casos, a ser una buena esposa, sumisa compañera de los triunfos de su señor.

En ese ambiente nació y creció Sor Juana, con prácticamente todo en su contra –mujer, de origen rural, criolla, huérfana de padre– aprendió a leer a la tierna edad de los tres años y en su juventud se dedicó a devorar los libros que se encontraban a su alcance, prácticamente en cualquier campo del conocimiento, filosofía, astronomía, literatura, etc., deslumbrando y opacando en debates sostenidos con las mentes más destacadas de su época, hasta llegar a convertirse en figura indispensable en la vida intelectual que se tejía en torno de la vida palaciega del virreinato.

Yo la peor, es una novela intimista en la que Mónica Lavín, nos devela los afectos, las emociones, los sentimientos que van acompañando a Juana en su evolución desde la huérfana nacida en un pequeño pueblo cercano a Amecameca, iniciada en el aprendizaje por su maestra Refugio Salazar, pasando por una etapa en que se relaciona muy cercanamente a la vida palaciega impulsada por la virreina, marquesa de mancera, con quien construye una gran amistad y se constituye en poderoso impulso para su ingreso a la vida conventual y la aceptación, a veces a regañadientes, por parte de las altas autoridades eclesiásticas, y de los más importante intelectuales de su época. Hasta que, perdidos los apoyos que la sostenían, los enemigos de la iglesia que nunca le perdonaron su actitud de rebeldía, pudieron finalmente irse contra ella hasta llevarla a renunciar a sus libros que tanto amaba, a abdicar de quien ella era. Como lo manifiesta la autora: “Los altos vuelos de su inteligencia habían sido reconocidos y vilipendiados, como cuando una parvada de patos sale del cañaveral y en plena exhibición del verde brillante de las plumas, en coreográfica formación, la pólvora la derriba.”

Yo la peor, el título de la novela, lo toma la autora de la propia Sor Juana quien en un arranque de contrición, obligada por las presiones de sus enemigos de siempre, aliados con sus amigos de otros tiempos, cerca del final de su vida, obligada a abandonar sus intereses intelectuales y obligada a renovar sus votos, declara: «Aquí arriba se ha de anotar el día de mi muerte, mes y año. Suplico, por amor de Dios y de su Purísima Madre, a mis amadas hermanas las religiosas que son y en lo adelante fuesen, me encomienden a Dios, que he sido y soy la peor que ha habido. A todas pido perdón por amor de Dios y de su Madre. Yo, la peor del mundo: Juana Inés de la Cruz«.

 José Luis Mecatl Morales

23 de enero, de 2022