LUNA LLENA EN LAS ROCAS
Por José Luis Mecatl
(2000)
XAVIER VELASCO
(Ciudad de México, 1964)
De acuerdo con diversas referencias acerca de su biografía, Xavier Velasco comenzó a escribir desde los nueve años como una forma de fugarse de los deberes escolares; realizó estudios que dejó inconclusos, de literatura y ciencia política; después de desempeñarse en oficios de diferente tipo, se le ofreció la oportunidad de escribir en el “Suplemento Sábado”, dirigido por Fernando Benítez, del periódico “UnomásUno”, experiencia que le significó de gran importancia en el desarrollo de su proceso creativo; ha sido colaborador en diversos diarios de circulación nacional y actualmente escribe de manera regular para “Milenio” y para el diario español “El País”; es autor de una obra muy diversa que incluye novelas, narraciones y crónicas, siendo “Diablo Guardián” el escrito que lo llevaría a la fama, haciéndolo merecedor del Premio Internacional Alfaguara de Novela, que le fue otorgado en 2003.
“Luna llena en las rocas”, es una colección de treinta y cinco crónicas que describen con detalle las correrías del protagonista, al parecer siempre el mismo (y también él mismo), quien en primera persona nos lleva de la mano, cuando no la tiene ocupada, por diversos antros de mala muerte, pero de mucho y muy variado disfrute, en donde, con la complicidad de la noche, nos narra sus experiencias noctámbulas en ciudades como Aguascalientes, Acapulco, Tijuana, pero sobre todo la Ciudad de México.
Constituyéndose en un verdadero guía para aspirantes a descarriados, reventados, noctámbulos, licántropos y cualquier tipo de criatura nocturna dispuesta a llevar el desmadre hasta sus últimas consecuencias, el narrador se niega a ser sólo un simple observador, convirtiéndose en cómplice de las experiencias de todo tipo que la noche va ofreciendo, agazapadas en esos rincones a los que únicamente pueden tener acceso los muy dispuestos y donde los resultados siempre serán inciertos; lo que quizá constituye parte del atractivo.
A primera vista, lo que motiva la búsqueda de las singulares experiencias que nos narra este noctámbulo irredento es el afán de disfrute sin freno; pero queda claro que más allá de eso, tiene otras motivaciones, quizá más profundas; el autor las hace explícitas: “Lunático soliviantado por monstruos mustios, cínicos e impunes, el noctámbulo sólo sabe de una culpa honesta: la de dormir de noche. ¿Cómo no arrepentirse hasta el suplicio de haber cedido al guiño de la almohada, cuando tan bien sabemos que es de noche cuando la verdadera vida estalla, y que tras sus trincheras aguardan los milagros? No he seguido a mis monstruos por la penumbra urbana en busca de placeres, ni de amores, ni de amigos; no he hecho sino acatar las veleidades de un morbo con licencia, prisa y causa. Este libro es la huella de ese morbo.”
Así, se nos va dejando ver, unas veces más que otras, un continuo afán del protagonista por sumergirse en esas experiencias que a ojos de los no iniciados pueden parecer truculentas, pero que a él, poco a poco, le permiten acercarse al clímax, a un insólito final que solo es explicable en la medida en que entendemos que el propósito inmediato es la búsqueda del siguiente nivel del placer, porque el anterior ya alcanzó sus límites y siempre es posible la búsqueda de un placer mayor.
¿Te gustaría saber cuáles son los lugares que visita nuestro narrador?
¿Te interesan los detalles de esas visitas a los antros de mala muerte?
¿Te gustaría saber cómo el protagonista pone fin a sus aventuras?
Pues entonces, ¡te invito a leer!
José Luis Mecatl Morales
1 de mayo de 2023