LA ASESINA ILUSTRADA

Por José Luis Mecatl Morales

(1977)

ENRIQUE VILA-MATAS

(Barcelona, 1948)

No me queda duda de que un buen título es uno de los mejores “ganchos” para llamar la atención, para interesarte de manera inicial en la lectura de un libro, sobre todo si no se cuenta con alguna otra referencia; después de leer la tapa, la solapa, en su caso; así me pasó con La asesina ilustrada el segundo libro de Enrique Vila-Matas.

Posteriormente, al leer que el propio autor se refería a su obra como una novela pensada para matar al lector, me intrigó sobremanera el conocer la lógica argumentativa que desarrollaría para lograr ese propósito, y, al mismo tiempo me hizo recordar a Jorge de Burgos, bibliotecario ciego de la abadía de la península itálica del siglo XIV, quien envenenaba las hojas de “los libros prohibidos”, por lo que el eventual lector al pasar sus dedos por la boca después de haber tocado las hojas envenenadas, moría irremediablemente (V. a Umberto Eco, El nombre de la rosa)

En el caso del libro de Enrique Vila-Matas nos encontramos con una novela que cita diversos escritos y autores, entre ellos uno alrededor del cual giran todos los demás, el mismo que  lleva como título, adivine… si, La asesina ilustrada, y de su autora, Elena Villeda, (nótense las primeras letras de su nombre y las del novelista EV, en ambos); se trata así, dicen los conocedores, de una meta novela, una novela que habla sobre otras novelas. 

Resulta ciertamente fascinante la manera tan rigurosa e imaginativa en la que se va sucediendo la historia, la forma que en que nos va encandilando para “obligarnos” a leer, porque de eso se trata, el autor podrá lograr su cometido, hacernos morir, sólo después de habernos hecho leer; a diferencia de Jorge de Burgos, que pretendía alejarnos de ciertos libros.

Y efectivamente cada uno de los lectores en la trama de La asesina ilustrada van muriendo, misteriosamente, uno tras otro, después de leer el libro, para después percatarnos  de que es la novela escrita por Elena Villeda, que como señalamos, lleva el mismo título, quien sin proponérselo va matando a sus lectores, convirtiéndose así en asesina involuntaria, usando como arma asesina su propio escrito. Pero de esta manera, los lectores que mueren no son los del libro de Vila-Matas, son como anotamos, los de Elena Villeda, o por lo menos es la idea que pretende dejarnos el “meta autor”, Enrique Vila-Matas. Tal vez, al final, él sea el verdadero asesino y únicamente se sirve de los personajes de su novela para lograr su propósito expresamente reconocido, matar a los lectores de su libro.

Cada vez que avanzaba un poco más en la lectura de la novela crecía en mi la incertidumbre, el desasosiego, me preguntaba si debía continuar leyendo, si debía acabar la lectura, ¿y si me sucedía mí?, ¿qué, si moría al acabar de leer?

Estoy cerca de terminar la lectura y no sé lo que pasará conmigo; acaso tú quieras intentarlo; total, yo no sé de nadie, además de los personajes del libro, que haya muerto por haberlo leído; no niego que hay algo de insano en esta incertidumbre en la que me encuentro inmerso.

He terminado de leer y no ha pasado nada, me siento muy bien, aunque bastante intrigado… Esperen,… estoy solo en casa y todo debería estar en silencio,… escucho pasos arriba, por las recamaras,… cada vez más cerca, cada vez más…

José Luis Mecatl Morales

16 de enero, de 2022