«CHIQUITA”

Por José Luis Mecatl Morales

(2008)

ANTONIO ORLANDO RODRÍGUEZ

(Ávila, Cuba, 1956)

Es un lugar común encontrarse con la idea de que leer es una manera de conocer otras realidades, otras formas de vida, en fin, otros “mundos” a  los que de otra manera difícilmente conoceríamos o tendríamos acceso; personalmente me parece que la experiencia de leer es mucho más que un lugar común, considero que al leer nos beneficiamos de lo que nos narran quienes han conocido otras costumbres, personas, historias, de visiones del mundo que sin mayor dificultad pueden ubicar sus narraciones en contextos que pueden ser muy diferentes a nuestras culturas, a nuestras tradiciones, y al hacerlo nos enriquecemos y aprendemos a dimensionar nuestras propias realidades y a valorar las experiencias que van conformando nuestras vidas cotidianas.    

Particularmente soy afecto a la literatura que se nutre de hechos históricos, de sucesos que se significan por su singularidad y que son recreados por el escritor en turno quien llama nuestra atención sobre eventos o personajes y nos platica sus historias, que  a pesar de que puedan estar sucediendo en la casa de al lado nos pasan desapercibidos, pero el autor, entre otro méritos, tiene además ese don de llamar nuestra atención.

Chiquita es uno de este tipo de libros, una novela que pretende ser una biografía imaginaria sobre un personaje real, verdaderamente singular, Espiridiona Cenda (1869-1945), mujer liliputiense de origen cubano de apenas 66 cm. de estatura, de ahí el sobrenombre de Chiquita, quien a principios del siglo XX causó furor en los Estados Unidos, como una peculiar vedet; si bien es cierto que siendo niña, Chiquita había recibido educación artística y había tomado clases de baile en su tierra natal, al llegar al continente dispuesta a conquistarlo, encontró un importante impulso en una fuerte tendencia de la época, en la que existía una gran atracción hacia las personas evidentemente diferentes al común por sus atributos físicos identificadas como “rarezas humanas”, siendo así que inicialmente era presentada con gran éxito en circos que recorrían de un lado a otro la superficie del país; su fama creció tanto que pronto fue requerida en escenarios de gran categoría que la llevaron a convertirse en toda una celebridad, misma que le permitió codearse con la crema y nata de la farándula no sólo del vecino país del norte, también de una parte de Europa, e inclusive con personajes de primer nivel de la política estadounidense (el 13 de febrero de 1901 fue recibida por el presidente William McKinley)

La novela de Antonio Orlando Rodríguez nos permite acercarnos a un personaje fascinante; Chiquita sólo fue su nombre artístico, y en contra de lo que inicialmente pudiéramos suponer, en realidad fue una mujer que vivió una vida plena, viajó, bailó, fue famosa, llego a acumular alguna riqueza que le permitía vivir con cierto desahogo, gozó de un gran reconocimiento, y vivió el amor con los sinsabores propios de la experiencia de una mujer que tenía el control de sus relaciones.

Antonio Orlando rodríguez, nos obsequia una historia por demás interesante, ágilmente escrita, con una narrativa agradable, con la que obtuvo el Premio Alfaguara de Novela 2008, motivo que ya de entrada constituye un buen punto de partida para iniciar su lectura.       

Te invito a leer.

José Luis Mecatl Morales

27 de febrero, de 2022