EPIDEMIAS
Redacción
El 11 de diciembre de 2019 se supo por primera vez del virus Covid-19, poco después su virulencia fue tal, que se convirtió en pandemia. Desde entonces a la fecha, el mundo entero ha vivido la tragedia más grande que se haya dado en las últimas décadas con entre 6, 8 y 10 millones de muertes según datos estimados por la Organización de las Naciones Unidas.
Sin embargo, es claro también, que la producción en tiempo record de la vacuna que mitiga la gravedad de la enfermedad provocada por este letal vicho, permitió que sus estragos en la humanidad no hayan alcanzado hasta ahora, ni asomarse a pandemias de otros episodios de su historia como la peste negra del siglo XIV que mató entre 80 y 200 millones de personas o lo que es igual a una tercera parte de la población de Eurasia y África del norte.
Hablando de México y sin minimizar el dolor de las pérdidas humanas, su daño por fortuna no ha alcanzado niveles como la epidemia de viruela que devastó a entre 2 y 3.5 millones de los pobladores de Tenochtilán en 1520 siendo un factor importante para la caída de ese imperio, o, las olas de muertos que causaron las epidemias de 1545 y 1576 llamadas cocoliztli que afectaron a la población indígena, disminuyéndola de 15 a 2 millones.
Sin embargo, el Covid-19, si ha tenido en vilo a toda la humanidad por su letalidad y desconocimiento sobre los efectos que causa en las personas que logran sobrevivir, además del impacto económico por la disminución en todas las ramas de producción y consumo masivo.
Regresando a nuestro país, no la hemos pasado bien. Nuestros hábitos alimenticios, no son los mejores del mundo. Aquí, nuestras propias epidemias de diabetes e hipertensión provocadas por el consumo de comida alta en calorías, azúcares, carbohidratos y grasas, han sido factor determinante en los decesos y la deficiente recuperación de los sobrevivientes.
Claro, también tenemos explicaciones más simples. Las de los políticos que a todo le ven culpa de una persona. Por supuesto, eso es más fácil que asumir la responsabilidad histórica de haber abandonado por décadas los sistemas de salud y educativo cuando detentaron el poder.
Por lo pronto, veremos cómo nos va con la cuarta ola que viene para diciembre donde toda la población mayor de 18 años en el país que decidió vacunase, está parcialmente protegida con un 90% de probabilidad de no vivir una enfermedad de gravedad y con un 200% de credibilidad sobre ser inmune ante tal amenaza.