La ruptura diplomática entre México y Perú.
Por Omar Sánchez
Este lunes 22 de mayo el congreso de Perú declaró como persona non-grata al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. El procedimiento estuvo a cargo de la Comisión de Relaciones Exteriores del legislativo, la cual aprobó la moción con amplia mayoría aplastante: 11 votos a favor, uno en contra y 3 abstenciones. Junto con esta atípica iniciativa, los legisladores peruanos redactaron un documento en el cual exhortan al Ministerio del Interior y a la Cancillería para que lleven a cabo todas las acciones necesarias para que el Presidente Andrés Manuel López Obrador no pueda pisar el territorio peruano.
La moción realizada por el congreso peruano resalta que las afirmaciones de López Obrador “constituyen una violación al Derecho Internacional, entre otras consideraciones”, ya que el primer mandatario mexicano ha expresado públicamente que la actual presidenta de Perú, Dina Boluarte es una usurpadora que ocupa ilegalmente la presidencia del país andino. Este conflicto diplomático se recrudeció ya que durante meses, el gobierno de México ha rechazado entregar la presidencia de la Alianza del Pacífico que le correspondía recibir a Perú desde el mes de enero de 2023.
El presidente López Obrador mandó un tajante mensaje a Dina Boluarte donde dijo las siguientes palabras:” Le recordaría de que le deje la Presidencia al que ganó en una elección libre, democrática, a Pedro Castillo, que le deje la Presidencia porque ella está usurpando ese cargo y que saquen de la cárcel a Pedro Castillo, que lo metieron a la cárcel por ser una gente humilde, un maestro serrano del Perú, y lamentablemente en ese país como en otros impera el racismo y el clasismo”
Pero ¿cuál es el origen de este diferendo diplomático entre México y Perú? Este conflicto comenzó cuando el anterior presidente peruano Pedro Castillo fue destituido por el congreso peruano, Pedro Castillo solo duró en el poder un año con cinco meses (21 de julio de 2021 al 07 de diciembre de 20222), ya que en una acción concertada entre legisladores y militares, fue detenido y posteriormente encarcelado, acusado de los delitos de rebelión e “incapacidad moral permanente”.
Los opositores derechistas al gobierno de Pedro Castillo realizaron dos intentos por sacarlo de la presidencia, los cuales no fructificaron y Pedro Castillo se mantuvo en el poder, haciendo cinco cambios de gabinete, realizando destituciones de funcionarios y soportando renuncias masivas.
El último recurso de Pedro Castillo, fue disolver el Congreso y tratar de instalar «un gobierno de excepción», a través de del cual podría gobernar con base en diversos decretos de ley, mientras que se pudiera instalar un nuevo Parlamento que redactara una nueva Constitución. Esta situación fue calificada como un auto-golpe de estado, y por esa razón, la Policía Nacional del Perú (PNP) aprehendió a Pedro Castillo, colocándolo en prisión durante 18 meses, mientras se realizaban las investigaciones por los delitos de rebelión y conspiración. Además fue acusado de Incapacidad Moral Permanente para gobernar. Fue así como el congreso declaro “vacancia presidencial” y votaron a favor de que, la hasta entonces vicepresidenta, Dina Boluarte, asumiera como nueva presidenta de Perú, nombramiento histórico al ser la primer mujer en alcanzar este cargo en la historia de la nación peruana.
Inmediatamente el gobierno mexicano manifestó su desacuerdo con la remoción y aprehensión del ahora ex presidente, y bajo la guía del Canciller mexicano Marcelo Ebrard, la esposa de Pedro Castillo, Lilia Paredes junto con sus dos hijos fue recibida en territorio mexicano. Lo hicieron acompañados por el embajador de México en Perú, el diplomático Pablo Monroy. Todo esto, gracias a un salvoconducto que les permitió abandonar el convulsionado país andino y el cual impedía que la esposa de Castillo fuera detenida en Perú o en cualquier otro país.
Esta situación enfureció a la nueva presidente de Perú Dina Boluarte e inmediatamente lo hizo saber, pues tomo la decisión de colocar las relaciones diplomáticas entre ambos países en el nivel más bajo, retirando a su embajador de territorio mexicano y manteniendo solo relaciones de negocios entre ambos países, congelando así las relaciones diplomáticas.
Este conflicto ha ido escalando con las palabras de ambos mandatarios, ya que presidente Andrés Manuel López Obrador mencionó este lunes “No es de declarar “no grato” al presidente de México, para mí es un timbre de orgullo que quienes actúan de esa manera me declaren “no grato“, pero no es correcto”. Al finalizar esta declaración, el primer mandatario recalcó que no entregará la presidencia de la Alianza del Pacífico a Dina Boluarte.
López obrador también criticó que Perú haya aceptado el ingreso de militares estadounidenses a su territorio bajo el argumento de capacitar a las fuerzas armadas peruanas, diciendo lo siguiente: rechazo la iniciativa “de quien detenta la Presidencia y con la autorización del Congreso” para que 700 soldados estadunidenses arriben a Perú para la capacitación de las fuerzas armadas y la policía peruana. “No culpo sólo a quienes permiten eso, sino hago un llamado de atención al gobierno de Estados Unidos, porque eso es mantener una política injerencista que en nada ayuda a buscar la hermandad entre los pueblos del continente americano, en nada ayuda. Es prepotencia”.
De esta manera las relaciones entre México y Perú están prácticamente rotas y se agudiza más aún la tensa relación diplomática entre México y Estados Unidos, pues Andrés Manuel López Obrador acusa abiertamente de injerencista al gobierno encabezado por Joe Biden. Mientras todos esto sucede es claro que el presidente de México no volverá a pisar suelo peruano mientras Dina Boluarte se encuentre al frente de la nación andina.