LA EMERGENCIA MIGRATORIA Y EL TRÁFICO DE FENTANILO ENTRE MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS

Por Omar Sánchez

En un contexto de creciente preocupación por la seguridad en la región, el Diálogo de Alto Nivel sobre Seguridad México-Estados Unidos se llevó a cabo el 5 de octubre, reforzando la relación bilateral entre ambas naciones. El encuentro, celebrado en el Palacio Nacional de la Ciudad de México, tuvo como protagonistas al secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y su homóloga mexicana, la canciller Alicia Bárcena. Sin embargo, más allá de los apretones de manos y las fotografías protocolares, esta reunión abordó dos cuestiones cruciales que han estado plagando la agenda bilateral en los últimos años: la migración y el tráfico de fentanilo.

El flujo de migrantes que intentan cruzar la frontera desde México hacia Estados Unidos, ha sido una fuente constante de tensión entre ambas naciones. Esta oleada migratoria ha generado críticas en el seno de la Administración del presidente demócrata de Estados Unidos, Joe Biden, quien ha lidiado con el desafío de manejar esta situación de manera eficaz. A pesar de sus esfuerzos por cambiar las políticas migratorias de su predecesor, la administración de Biden se ha visto confrontada con un aumento en el número de personas que buscan refugio en suelo estadounidense. Para agravar aún más la situación, el gobierno de Estados Unidos ordenó la construcción inmediata de barreras físicas en el valle del Río Bravo, una de las áreas más transitadas por los migrantes. Esta decisión, que contrasta con las promesas de campaña de Biden, refleja la complejidad del tema migratorio en la frontera sur de Estados Unidos.

En su declaración, el presidente estadounidense expresó su impotencia para frenar el fortalecimiento del muro fronterizo con México, señalando que los fondos asignados para esta labor fueron aprobados por el Congreso en 2019 durante la presidencia de Donald Trump. A pesar de sus esfuerzos por redirigir estos recursos, la ley no le otorga la autoridad para hacerlo. Esta situación plantea interrogantes sobre la efectividad del muro como medida para controlar el flujo migratorio y su alineación con la política migratoria de la actual administración.

La ciudad de Eagle Pass, Texas, ha sido especialmente afectada por la oleada migratoria, con más de 245,000 personas detenidas entre octubre de 2022 y agosto de 2023. En un solo día, se registró el cruce de aproximadamente 2 mil 500 indocumentados, lo que llevó al alcalde Rolando Salinas Jr. a declarar el estado de emergencia en la ciudad. Esta medida permitirá a las autoridades locales buscar ayuda financiera para hacer frente a la crisis migratoria que está afectando a la comunidad.

Además de la migración, el tráfico de fentanilo es otro desafío crítico en la agenda bilateral. El fentanilo, un opioide extremadamente potente, se ha convertido en una amenaza letal en Estados Unidos, cobrando la vida de alrededor de 200 estadounidenses diariamente, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Su creciente presencia en el mercado estadounidense ha llevado a una búsqueda conjunta de soluciones por parte de ambas naciones. El fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, subrayó la importancia de desbaratar a los cárteles que fabrican y trafican fentanilo, situándolo en lo más alto de la agenda del Diálogo de Alto Nivel. Esta lucha conjunta busca no solo frenar la entrada de esta peligrosa sustancia a Estados Unidos sino también reducir la capacidad de los cárteles mexicanos de fabricarla y distribuirla.

El arresto y posterior extradición de Ovidio Guzmán López, hijo del narcotraficante Joaquín «El Chapo» Guzmán, marcó un momento significativo en las relaciones entre México y Estados Unidos. La detención de Guzmán, quien es señalado como un importante generador de violencia y fabricante de fentanilo, representa un esfuerzo por parte del gobierno mexicano para combatir el crimen organizado. Su extradición a Estados Unidos también tiene implicaciones importantes. En su primera audiencia, Ovidio se declaró inocente de fabricar y traficar fentanilo. Su extradición podría debilitar al Cártel de Sinaloa y sentar un precedente para la extradición de otros líderes del narcotráfico mexicano. La reacción del Cártel de Sinaloa, evidenciada a través de narcomantas que prohíben la venta y fabricación de fentanilo en Sinaloa, destaca la tensión que rodea este tema y la lucha por el control de este mercado ilegal.

Las tensiones entre México y Estados Unidos en relación con la seguridad no son nuevas. Durante la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, estas tensiones han aumentado debido a la sugerencia de algunos sectores del Partido Republicano de que las tropas estadounidenses operen en México para combatir a los cárteles de la droga. Además, el «muro acuático» en Texas, ha generado malestar en el gobierno mexicano, que ha pedido la intervención de Washington para proteger los derechos humanos de los migrantes. El presidente López Obrador ha acusado a las autoridades y legisladores estadounidenses de «hipocresía» por no reconocer su responsabilidad como consumidores de drogas. A su vez, los legisladores republicanos han retirado millones de dólares en ayuda para México, en represalia por la supuesta falta de acción en la lucha contra el tráfico de drogas.

Estas tensiones diplomáticas entre México y Estados Unidos tienen implicaciones significativas. En el caso del fentanilo, la extradición de líderes del narcotráfico mexicano a Estados Unidos y la cooperación en la lucha contra el tráfico de drogas, son temas claves a seguir. Además, el enfoque en la prevención del consumo de drogas y el aumento de la demanda en Estados Unidos, se ha vuelto fundamental para abordar este problema compartido. En cuanto a la migración ilegal, la cooperación en la gestión de la frontera y la búsqueda de soluciones humanitarias, son esenciales para aliviar la presión en la región. La diplomacia y el diálogo continuarán siendo herramientas cruciales para abordar estos desafíos, a pesar de las diferencias ideológicas y políticas.

En última instancia, la relación entre México y Estados Unidos es compleja y multifacética, y estos desafíos no deben oscurecer la profunda interdependencia económica y cultural entre ambos países. La cooperación continua es esencial para abordar los problemas que afectan a ambos lados de la frontera y encontrar soluciones duraderas que beneficien a ambas naciones.