CRISIS MIGRATORIA EN LA FRONTERA ENTRE MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS, EL FIN DEL TÍTULO 42
Por Omar Sánchez
El Título 42 migratorio en Estados Unidos, implementado en marzo de 2020 durante la administración de Donald Trump y mantenido por el gobierno de Joe Biden, es una medida que permite la expulsión rápida de inmigrantes indocumentados en la frontera con el argumento de proteger la salud pública debido a la pandemia de COVID-19. Esta política ha tenido impactos significativos para México, ya que muchos de los migrantes expulsados son retornados a suelo mexicano sin un debido proceso y en condiciones precarias. Esto ha generado un aumento en la presión sobre los recursos y servicios públicos en las zonas fronterizas mexicanas, así como un incremento en los riesgos para la seguridad de los migrantes.
Desde una perspectiva económica, las implicaciones del Título 42 migratorio para México son considerables. Por un lado, la migración es un fenómeno que ha contribuido históricamente a la economía mexicana a través de las remesas enviadas por los migrantes. Sin embargo, la implementación del Título 42 ha interrumpido, en algunos casos, este flujo de remesas, ya que muchos migrantes no pueden ingresar a Estados Unidos y, por lo tanto, no pueden trabajar y enviar dinero a sus familias en México. Esta reducción en las remesas ha impactado negativamente en la economía local y ha dejado a muchas comunidades en una situación de vulnerabilidad económica.
En el ámbito político, el Título 42 migratorio ha generado tensiones en la relación entre México y Estados Unidos. Por un lado, México ha sido objeto de presiones por parte de Estados Unidos para frenar el flujo migratorio y colaborar en la implementación de medidas de control migratorio más estrictas. Esto ha llevado a que México refuerce su propia política migratoria y a que se intensifiquen las acciones para detener y deportar a los migrantes en su territorio. Estas acciones han generado críticas y han puesto en tela de juicio el respeto a los derechos humanos de los migrantes.
La crisis migratoria en América Latina, que ha sido exacerbada por el Título 42 migratorio, ha generado una serie de desafíos adicionales para la región. En los últimos años ha habido un aumento significativo en el número de personas que huyen de la violencia, la pobreza y la inestabilidad política en América Central y México. La falta de soluciones políticas y económicas a largo plazo en estos países ha llevado a una migración masiva y desesperada hacia Estados Unidos.
Venezuela, Nicaragua, Honduras y El Salvador entre otros, han experimentado crisis políticas, sociales y económicas que han llevado a un aumento en el flujo migratorio. Esto ha generado una mayor presión en los países de tránsito, incluido México, que se ven obligados a endurecer sus políticas de contención de migrantes, utilizando diversos cuerpos policiales que en muchas ocasiones han violentado los derechos humanos de las personas que caminan durante meses a lo través de diferentes países, con la esperanza de llegar a Estados Unidos y acceder a un mejor nivel de vida.
El pasado jueves 11 de mayo llegó a su fin el título 42 migratorio y se pudieron observar dramáticas escenas en la frontera entre México y Estados Unidos, donde miles de personas esperaban ingresar hacia territorio estadounidense para solicitar refugio y asilo político. Lamentablemente, la frontera entre ambos países fue reforzada con cientos de efectivos policiales, los cuales jamás permitieron la entrada masiva de migrantes.
En el primer minuto del viernes 12 de Mayo entró en vigor el título 8 migratorio en todo el territorio estadounidense. Según esta normativa, los migrantes enfrentarán consecuencias más graves por cruzar la frontera ilegalmente. En otras palabras, una persona que es expulsada está sujeta a una prohibición de admisión a Estados Unidos, de al menos cinco años, y puede enfrentar un proceso penal y ser ingresado a prisión si intenta cruzar la frontera sin los documentos necesarios. Además será detenida de inmediato, sin derecho a ser deportada.
Por otra parte, es importante señalar el nuevo diferendo diplomático entre Estados Unidos y México, gracias a las palabras del Senador republicano John Kennedy, quien dijo lo siguiente: “hablando figurativamente y sin la asistencia de Estados Unidos, México estaría comiendo comida para gatos de una lata y viviendo bajo una carpa”. De inmediato el Canciller mexicano Marcelo Ebrard respondió al senador diciendo estas palabras: “Yo le diría que es una persona non grata en México. Nosotros no nos rebajamos a ese nivel, nosotros respetamos a Estados Unidos, porque somos dos países aliados” Además añadió que los comentarios del senador solo revelan “lo ignorante y pequeño que es… porque Estados Unidos también necesita a México”
Posteriormente, en su conferencia mañanera, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador externó lo siguiente: “Paisanos mexicanos, paisanos latinoamericanos, hispanos y también a nuestros amigos estadounidenses…a la hora de votar no voten por candidatos como este senador Kennedy, no quiero ni siquiera usar el apellido porque nosotros tenemos en México muy buena imagen de John F. Kennedy y de su familia porque mantuvo una relación de respeto con México”
Mientras estas declaraciones se dan en ambos lados de la frontera, la situación en el norte de México se vuelve cada vez más preocupante pues en las últimas semanas se han venido incrementando las deportaciones bajo el Título 8. También es muy importante considerar el gran flujo de ciudadanos mexicanos desplazados por la violencia que generan los carteles de narcotraficantes. Dichas personas huyen estados como Michoacán y Guerrero pues sus comunidades se encuentran invadidas por narcotraficantes y sicarios. Estos desplazados mexicanos y los demás migrantes que cruzan por nuestro país se han quedado varados en los puestos fronterizos, sin dinero, comida ni agua potable. Los albergues que brindan apoyo a los migrantes se encuentran rebasados y no tienen recursos para poder brindarles ayuda.
La directora del albergue “Casa Frontera Digna” en Piedras Negras, Coahuila, Isabel Turcios, coincidió en que en el norte del país no están preparados ni tienen las condiciones, debido a que se encuentran rebasados en su capacidad y la gente ha seguido llegando durante las últimas semanas, también agregó que sólo durante unos días más podrían dar unas 800 comidas para los que estén en las inmediaciones, pero aclaró que no siempre pueden, ya que no tienen suficientes recursos para ello y la gente que se encuentra en la entidad es recogida por las iglesias, pero sólo para poder dormir en la noche, pues en el día los mandan a la calle.
A su vez, el Canciller Marcelo Ebrard emitió una declaración en la cual aclaró: «México les hace saber que no podría, en ningún caso, recibir a más de 1,000 personas en un solo día, no podríamos, no tenemos la capacidad ni lo aceptaríamos, y eso estaba vigente, no de ahora, desde el Título 42. Ellos lo saben, no vamos a aceptar más de ese número porque no podríamos».
A lo largo y ancho de la frontera entre ambos países se han contabilizado casi treinta mil migrantes que se encuentran en un limbo jurídico, pues no pueden cruzar hacia los Estados Unidos, y lamentablemente México no puede ofrecerles alternativas ni condiciones para quedarse en territorio nacional. Si bien es cierto que las autoridades mexicanas han aceptado a recibir cierto número de migrantes diarios, la realidad es que la infraestructura destinada para apoyarlos es insuficiente. Ante este panorama, tanto organizaciones no gubernamentales y miembros de diversas iglesias han buscado la forma de ayudarlos, pero sus recursos se están agotando.
Esta guerra de declaraciones entre los representantes de ambos países deteriora más las relaciones diplomáticas que mantienen México y Estados Unidos. Cabe resaltar que los más afectados con las nuevas políticas migratorias y acciones que entraron en vigor en territorio norteamericano son los millones de mexicanos y demás latinoamericanos que permanecen sin documentos legales en los Estados Unidos, y que pueden ser deportados o encarcelados en cualquier momento. Tristemente, la realidad se torna más difícil, pues no hay voluntad en los Estados Unidos, ni recursos económicos en México, para apoyar a los migrantes.