Noviembre: revolucionario y ¿de Buen Fin?
Por Juan Enrique Sánchez Galván
En México, conmemoramos el 20 de noviembre, como aniversario del inicio de la Revolución Mexicana, esa que buscaba igualdad, justicia y libertad plena.
A 111 años de distancia, poco se han achicado las brechas entre la clase que ostenta el poder económico, y la clase popular, aquella que aún hoy, sobrevive con menos de 100 pesos diarios.
Es en este marco que llega el Buen Fin 2021. El mes de noviembre y para ser específicos, durante la semana pasada y la actual, se está llevando a cabo la temporada de oferta comercial que, desde una perspectiva popular, es la ocasión para allegarse de algún bien.
Es, sobre todo, este sector de la población quien abarrota las tiendas departamentales, donde de pronto y a un tarjetazo de distancia, pueden acceder a objetos en otros momentos inalcanzables por su precio como son: pantallas, aparatos eléctricos, televisores, lavadoras, refrigeradores entre otros bienes.
Pero, en realidad, ¿Es un Buen Fin?
Según datos de Profeco, se han gastado en promedio más de MXN$ 10,000 por familia durante esta etapa. A su vez, reportes de distintas cámaras de comercio , han notado que aproximadamente el 71% de las familias mexicanas, participan del Buen FIn, realizando un consumo a todas luces innecesario por no ser considerado de primera necesidad.
¿A quién realmente le genera un beneficio esta actividad comercial?
Por supuesto, a las grandes tiendas comerciales, que son quienes se llevan la tajada grande de este pastel mediante prácticas, cuando menos, confusas o engañosas, con precios inflados días antes para, en forma rimbombante anunciar descuentos que en realidad dejan esos precios igual o por encima del costo habitual.
Ganan también los bancos. Muchas de las ofertas son accesibles a través de compras a meses sin intereses. Consecuentemente, el uso de las tarjetas se incrementa en esta temporada al igual que la adquisición de ellas , dejando miles de deudores atados a plazos que de una u otra forma, derramarán ganancias a dichos bancos por la comisión generada al ser beneficiados con crédito o por las penalizaciones al retrasarse con los pagos.
Valdría la pena, entonces, reflexionar cuál es la necesidad por abarrotar los centros comerciales o saturar las tiendas en línea a fin de comprar de esta manera.
Valdría la pena también, reflexionar para quién sí es un Buen Fin.
Este mes de la revolución, podría ser por lo menos en materia económica y de comercio, una involución heredada de sexenios pasados y que el actual gobierno de la 4T continúa, arrastrando con él, una deuda de justicia, por no someter a empresarios tramposos y permitir la continuidad de lo que tanto pregona evitar: la corrupción en su más amplio sentido.