DE REGRESO AL AMARILLO

Por Juan Enrique Sánchez Galván

Toda vez que los casos positivos se han incrementado en todo el país, pero, de manera particular (y hasta cierto punto obvia) en la Ciudad de México, el semáforo epidemiológico cambió de color, y pasó a amarillo.

Debido a la gran transmisibilidad de esta variante Ómicron, aunado a la poca importancia que muchos capitalinos dan a las medidas de higiene y sana distancia, largas filas para realizarse las pruebas se han visto en los lugares destinados para tal efecto, sean del sector público o privado.

Cientos de personas, a diario, son vistas esperando turno para poder saber si tienen latente la enfermedad, ante el más leve síntoma, olvidándose de la recomendación de la autoridad sanitaria, en el sentido de aislarse si existe algún malestar. Las largas filas, son también fuente de contagio, pues lo mismo acude gente enferma, que aquellos que solo pretenden “estar seguros” de no estar enfermos, a pesar de no presentar sintomatología. Allí, en las filas, la sana distancia es una utopía. Enfermos, acompañantes, vendedores, etc, todos codo a codo, sin la más mínima distancia que exigen la autoridades sanitarias. Ni que decir del uso del gel antibacterial, sanitizantes o, lo más importante: el uso CORRECTO del cubrebocas.

La necesidad de la gente por conocer su estado de salud, así como la petición de los empleadores (una mayoría) de un comprobante de prueba negativa de COVID, ha generado también prácticas abusivas y fraudulentas. Médicos que venden pruebas rápidas, muchas de ellas sin autorización de COFEPRIS, hasta en 3 o 4 veces su precio. Laboratorios “patito”, que aplican pruebas de dudosa calidad, y, por obvias razones, de dudoso resultado.

Y en medio de toda esta parafernalia, una luz en el camino. La aplicación de la dosis de refuerzo (la 3ª) avanza en la ciudad. Y con gran respuesta. Vale la pena mencionar que se está realizando un gran esfuerzo por vacunar con su esquema completo a los rezagados, ese sector que por desidia, por desconfianza, por ignorancia o por otras razones, no habían cumplido ni siquiera con la primer dosis de vacunación.

A seguirse cuidando, pues, que es lo que nos toca.