EL HOMBRE QUE AMABA A LOS PERROS
por José Luis Mecatl Morales
Con la muerte de Vladimir Ilich Lenin, José Stalin toma el poder en Rusia e impone el destierro a Siberia de León Trostki percibiéndolo como un importante obstáculo para su consolidación en el poder. Se inicia así el doloroso peregrinar de Trostki quien después de escapar de Siberia habría de ubicarse intermitentemente en varios países de Europa, travesía que habría de culminar con su llegada a México en gran medida debido a las gestiones que realizó Diego Rivera ante el presidente Lázaro Cárdenas.
Al tiempo que Trostki huía de las acechanzas de Stalin y lograba mantenerse con vida, el líder del partido comunista, iba madurando un plan cuidadosamente planeado que tendría como ejecutor a Ramón Mercader, “el hombre que amaba los perros”, ciudadano de nacionalidad española, quien para el propósito habría de realizar diversas visitas a la misma Rusia.
El de 20 de agosto de 1940, León Trostki fue salvajemente atacado con un piolet, recibiendo serias heridas en la cabeza que le provocarían la muerte al día siguiente; el ataque fue llevado a cabo en su casa de Coyoacán, en la Ciudad de México, a pesar de que contaba con protección oficial; el atacante, Ramón Mercader, fanático seguidor de José Stalin, entonces mandamás de la Rusia socialista, siguiendo sus instrucciones consumaba uno de los objetivos más importantes de Stalin en el proceso de eliminar a quienes consideraba sus enemigos.
Leonardo Padura, a través de Iván, un aspirante a escritor de La Habana, nos va narrando los primeros años de la vida de Mercader, hijo de una pareja burguesa de Barcelona, pasando por las diversas etapas en su formación política ideológica; paralelamente nos narra el largo viaje de Trostki, desde los desolados parajes siberianos hasta su encuentro con Ramón Mercader en la Ciudad México, con las funestas consecuencias para la vida de quien ha sido reconocido como uno de los más importantes líderes de la Revolución Rusa e importante teórico de una de las corrientes del marxismo.
Apasionante relato, escrito con una prosa ágil y amena, el libro atrapa desde las primeras páginas, permitiendo al lector, con la salvedad de las libertades que la novela implica, acercarse a una etapa de la historia plena de situaciones complejas, que involucra a importantes personajes de la historia internacional de la primera mitad del siglo XX, y que en su devenir va requiriendo el escenario que le proporcionan los varios países que sus personajes principales van visitando en el largo camino que los llevaría hasta encontrarse en la casa que habitaba Trotski en Coyoacán, hoy convertida en Casa Museo.
“El Hombre que amaba a los perros” es considerada como la mejor novela hasta el momento de su prolífico autor, Leonardo Padura, nacido en La Habana en 1955, una lectura que se disfruta.