LA MUERTE DE JESÚS
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- Monserrat
- junio 13, 2022
- Te invito a leer
Por José Luis Mecatl Morales
(2019)
J. M. COETZEE
(Ciudad del Cabo, Sudáfrica, 1940)
John Maxwell Coetzee, mejor conocido con J. M. Coetzee, es un escritor nacido en 1944 en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, actualmente nacionalizado australiano; es traductor, lingüista, crítico literario y entre los muchos premios que ha ganado, en 2003 se hizo acreedor al premio Nobel de Literatura, merced a su prolífica obra con novelas como Esperando a los bárbaros (1980), Desgracia (1999), Verano (2009), por solo mencionar algunas; también ha escrito ensayos de los que podemos subrayar Contra la censura (1996) y Aquí y ahora (2013)
Con La muerte de Jesús, Coetzee cierra una trilogía que inició con La infancia de Jesús (2013) y continuó con Los días de Jesús en la escuela (2017); saga que ha sido considerada por especialistas como una obra maestra, donde el lenguaje llano, directo, pero pleno de mensajes cifrados, llega a confundir al lector desprevenido.
En la entrega que hoy comentamos, David ya tiene diez años y todas las tardes juega al futbol con sus amigos del barrio, en una cancha improvisada, sin reglas, con participantes que pueden variar en número, según los asistentes cada día, pero donde, sin ninguna duda todos participan. Una de esas tardes se aparece por ahí el director de un orfanato de la localidad e invita David y a sus amigos a organizarse para tener un encuentro futbolístico con el equipo del albergue. Al entrar en contacto con la realidad de la vida del orfanato, David decide mudarse a él, abandonando su casa, a pesar de la resistencia de Inés y Simón, sus padres putativos.
Jugando futbol en su nueva residencia, David súbitamente se derrumba, quejándose fuertes dolores en las piernas; al poco tiempo se le manifiestan diversos síntomas de una extraña enfermedad que lo postran en una cama del hospital y para la cual los médicos no logran encontrar una cura posible; perplejos, no logran que el niño recupere la salud. Con el pasar de los días, los visitantes, adultos y menores, que acuden a enterarse de la salud de David se van multiplicando; animado, los mantiene entretenidos narrándoles historias de el Quijote, libro con el que aprendió a leer sin ayuda y que se sabe de memoria en una versión abreviada para niños y que para él constituye una historia verídica, a través del cual sabe como es el mundo; una comprensión que los demás no tienen y, tal vez, ahora se proponga compartírselas a través de un mensaje del que todos están en espera.
David, siempre se ha sabido, es un niño excepcional, “… un niño con ideas extrañas e historias fantásticas, un niño que no ha ido nunca a la escuela, al que nadie ha subyugado, que no teme a nadie y menos que a nadie a sus maestros, que es bello como una muchacha y tiene, sin embargo, dotes para el fútbol… una de esas personas de quienes pensamos que tendrán gran influencia en el mundo pero acaban sin tenerla porque la vida se interrumpe. Su vida se interrumpe y quedan ocultos a la vista. Nadie escribe ningún libro acerca de ellos.”
El niño muere, él tenía claro que ese era su futuro cercano, sin que se hayan logrado conocer las causas del mal que lo aquejaba; los médicos sólo fueron dando palos de ciego y creando expectativas sobre su recuperación, mismas que no lograron cumplir; quizá la explicación más cercana sobre del origen del malestar y la muerte del pequeño, sea la que le ofrece a su padre, la señora Devito, maestra del pequeño en el hospital: “Yo conocía a David. Fui su maestra y su amiga. Él confiaba en mí. Durante horas desahogaba su corazón conmigo. Era un niño que tenía conflictos profundos. No quería volver a ese lugar que usted llama su casa. Por el contrario, quería librarse de usted y de su esposa. Decía que usted en especial lo asfixiaba, que no lo dejaba ser la persona que él quería ser. Y si no se lo dijo a usted en la cara, fue porque no quería lastimarlo. ¿Puede sorprendernos que semejante conflicto interno comenzara a manifestarse físicamente? No. Con su dolor y sus convulsiones, el cuerpo expresaba el dilema que atormentaba al niño, un dilema que le resultaba literalmente insoportable.”
Al morir David, la posibilidad de recibir su mensaje queda inconclusa, en el mejor de los casos, quizá una parte fuera transmitida a Dimitri, su más asiduo cuidador en el hospital y uno de sus principales seguidores; pero más aún quizá la clave de dicho mensaje se encuentre en el Quijote, en el ejemplar con el que David aprendió a leer, su único libro, el que siempre exigió tener cerca de él. Con esa última esperanza, Simón, su padre, recupera el libro, con la idea de encontrar alguna nota esclarecedora escrita por el niño…
La muerte de Jesús, es un lectura diferente a las que comúnmente estamos acostumbrados, un texto que puede leerse de varias maneras y que puede llevar a interpretaciones y conclusiones diversas; espero que resulte de tu interés.
Te invito a leer.
José Luis Mecatl Morales
12 de junio, de 2022
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